Why did I want to read it?

En preparación para ✍️ Sin machirulos hay paraiso. Una charla heterofriendly sobre management

What did I get out of it?

1. Introducción

No hay “historia del hombre” como tal!

…la invisibilidad es la condición previa básica para perpetuar la supremacía del varón, pues resulta difícil cuestionar la que permanece oculto a la vista (Robinson, 2000, Easchope, 1986). (p. 12)

…el presente estudio pretende demostrar la tesis de que los hombres, al igual que las mujeres, son seres marcados por el género y que, por tanto, han experimentado procesos de género cultural e históricamente específicos. Al definir el género como un constructo cultural e histórico, en lugar de como una esencia interna o inmutable, partimos del supuesto de que la masculinidad puede cambiar, y de hecho lo hace constantemente, como veremos. Lo que ha sido construido culturalmente también puede ser culturalmente deconstruido. (p. 15)

Simone de Beauvoir, considerada una de las fundadoras del feminismo moderno, quien proclamó que «no se nace mujer, se llega a serlo» (p. 19)

2. Los estudios de las masculinidades: una introducción

… con los movimientos feministas y homosexuales de los años sesenta y setenta del siglo xx, los cuales se afianzaron y fortalecieron, a su vez, gracias al mensaje liberacionista del Movimiento por los Derechos Civiles en los Estados Unidos. (p. 27)

To junto:

…la masculinidad y la blanquitud no son solo interdependientes, sino que restán sobredeterminadas y articuladas de tal manera que ambas se hacen más complejas por asociación con la otra» (DiPiero, 2002, 5). (p. 29)

La crisis de la masculinidad y Rambo (más expandido que en 📖 Desarmar la masculinidad):

la derrota de Johnson en Vietnam-así como las imágenes recurrentes de veteranos mutilados, con sus cuerpos perforados, castrados o heridos puso en tela de juicio la masculinidad y virilidad del soldado (Jeffords. 1989; 1994). (p. 291º1)

Mientras que Vietnam ayudó a problematizar la masculinidad hegemónica, Ronald Reagan se propuso en los ochenta «remasculinizar» Estados Unidos, promoviendo un sen-ámicato nacional de liderazgo y responsabilidad internacional. Películas como la trilogía de Rambo (Acorralado, 1982; Rambo. Acorralado: Parte Il, 1985; Rambo III, 1988), cuya puesta en escena coincidía con la «Revolución Reaganita», ayudaron a remasculinizar América a través de «cuerpos fuertes, de la figura del guerrero estadounidense invencible y de los principios ideológicos del conservadurismo neoliberal (Jeffords, 1989; 1994). (p. 29)